Diez errores que los profesores debemos evitar
el primer día de clase
Hace unos días empecé a estudiar portugués en una conocida
institución de mi ciudad. Tenía mucha ilusión por volver a ser alumna de
idiomas en lugar de profesora, aunque sabía que sería muy crítica con la
pedagogía. Sin embargo, no podía imaginarme que la primera clase sería un
ejemplo modélico de qué no hacer al empezar un curso de lenguas extranjeras. Si
hubiera tenido que decidir qué errores no han de cometerse el primer día,
no habría podido hacer una lista más exhaustiva que todo lo que aconteció en
aquella hora y media. Parecen cosas muy evidentes, pero a menudo los docentes
las pasamos por alto. He aquí el decálogo del mal profesor al empezar un curso.
1. Llegar tarde y no disculparse. La clase
empezaba a las tres de la tarde, y la profesora llegó quince minutos después
como si no pasara nada. Los estudiantes merecen un respeto, que empieza por la
puntualidad.
2. No presentarse. Al empezar la clase,
únicamente nos dijo su nombre, pero no nos dijo nada más sobre ella. No
sabíamos si era nativa, si llevaba mucho tiempo en España, si hacía mucho que
era profesora, cuáles eran sus expectativas… solo cuando estaba a punto de
acabar la clase supimos que era brasileña hija de españoles.
3. No interesarse por sus estudiantes.
Únicamente pasó lista, pero no nos pidió que nos presentáramos ni que dijéramos
quiénes éramos cada uno ni por qué queríamos estudiar portugués. De hecho, en
un momento dado le pedí disculpas por preguntarle yo tantas cosas, y le dije
que también me dedicaba a la enseñanza. Ni siquiera me preguntó qué enseñaba o
dónde trabajaba. Nada. Tampoco hicimos lo típico de escribir nuestro nombre en
grande en un papelito y ponerlo en la mesa.
4. No hablar la lengua meta. Empezó la
clase directamente en español, y solo dijo las primeras palabras en portugués (muito bem) transcurrido un cuarto de
hora. Os podéis imaginar que la intercomprensión entre español y portugués en
un A1 es bastante alta, por lo que muchas veces no necesitamos ninguna
traducción, pero ella ni siquiera nos saludó en portugués. Aquello me
decepcionó mucho.
5. No tener claro el temario ni los materiales
del curso. Al preguntarle yo si seguiríamos algún manual, nos dijo que no
lo sabía, que aún tenía que reunirse con otros profesores a ver. Dijo que
iríamos improvisando. ¡Viva la planificación de clases! Dos semanas después
seguimos sin programa, sin temario, sin calendario del curso, sin saber cómo se
nos examinará… aunque por fin sabemos el libro de texto que utilizaremos (menos
mal). El primer día también nos dijo que no sabía si escucharíamos distintas
variedades del portugués o ya lo haríamos el curso siguiente. Pues si no lo
sabe ella…
6. Desanimar a los aprendices, diciendo que nos
asustaremos cuando hablemos portugués y que lo mezclaremos constantemente con
el español, el valenciano, el italiano o el francés. Si estamos en el curso es
porque queremos hablar portugués, y si lo mezclamos con otras lenguas es porque
estamos haciendo hipótesis sobre el funcionamiento de la lengua meta y
empleando estrategias de transferencia interlingüística. ¡Muchas veces
funciona!
7. Decir lo que quería haber preparado y no ha
hecho. Nos deja con la miel en los labios pensando en las actividades tan
chulas que quería haber traído al aula y no tiene, y da imagen de persona poco
previsora o trabajadora.
8. Utilizar textos desfasados u obsoletos. No
os miento si os digo que las fotocopias de clase son del siglo pasado, con
textos cuya ortografía ya no se atiene a las normas actuales. Eso hace que no
cuadre lo que ella escribe en la pizarra con lo que aparece en las fotocopias.
Por no hablar de los audios, que, según ella contó, había tenido que pasar de
casette a CD (!!!!!). ¿Acaso no existen buenos manuales de portugués de esta
década o de la anterior? Imaginad mi cara en clase. Todos los ejercicios que
hemos hecho, hasta ahora, son absolutamente estructuralistas. No hemos pasado
de rellenar huecos con verbos, pronombres y adjetivos. Comunicación, cero.
9. Escribir en la pizarra todo con mayúscula.
Quizá parezca una tontería, pero sabéis que cada lengua tiene reglas diferentes
para el uso de las mayúsculas (en alemán, los sustantivos; en inglés, los
genticilios, los meses y los días de la semana…). En portugués no podemos
saberlo porque ella lo escribe todo siempre con mayúscula en la pizarra.
10. Olvidar cómo se produce la comunicación en
la realidad, por ejemplo, los pares adyacentes. Nos enseña a presentarnos y
a preguntar el nombre, pero no nos enseñaba qué debemos contestar, hasta que,
después de preguntarle, ya nos dijo “encantado de conocerle” (muito prazer), algo que aparece en
cualquier libro de ELE de A1. Es lo que tiene empezar las clases sin libro ni
buenos materiales. Lógicamente, cuando le preguntas el nombre a alguien o te
presentas, sueles preguntar al interlocutor, si no te conoce, y lo habitual es
responder con alguna cortesía. No podemos olvidar eso si queremos que nuestros
estudiantes se comuniquen con eficacia y naturalidad en la lengua que aprenden.
El primer
día de clase dio para mucho más, como cuando la profe empezó a hablar, al cabo
de un buen rato, mezclando portugués y español, de modo que su acento brasileño
en ambas lenguas no nos permitía distinguir en qué lengua se estaba expresando.
Ahora, que lo mejor llegó el segundo día. Después de escandalizarme sobre lo
nefasta que me había parecido la presentación del curso, me encuentro a los
compañeros y me dicen que están muy contentos porque la profe parece muy
simpática y no creen que nos haga trabajar mucho. Aparentemente, nadie se había
dado cuenta de ninguno de los puntos anteriores excepto yo.
Hoy es cinco
de octubre, día mundial del profesorado. Volver a ser estudiante de idiomas me
hace ver la enseñanza desde otra perspectiva, valorando realmente el gran papel
que los docentes podemos desempeñar en el aprendizaje de idiomas. Creo que
preparar cuidadosamente el primer día de clase es fundamental para empezar el
curso con buen pie, sin descuidar estos pequeños o grandes detalles de nuestra
práctica docente, como interesarnos por las personas que tenemos en el aula y a
las que acompañaremos en su aprendizaje durante todo el curso.
Muy buen texto.
ResponderEliminarLa verdad es que hoy en día, meten cualquiera en aula para impartir clases. Y eso, me parece fatal...
No es por ser nativa/o que sabrá enseñar algo, hace falta otros requisitos más para trasmitir un conocimiento.
Pero así como tú, soy una de las pocas que piensan de esa forma...
Lo de ser nativo está sobrevalorado, definitivamente. Lo peor es que somos los propios estudiantes quienes nos conformamos con eso...
Eliminar¡Qué identificada me he sentido!
ResponderEliminarLlevo 4 años estudiando italiano en la E.O.I y me ha tocado de todo, entre otras cosas una profesora interina que tenía el B2 pero venía de las listas de otra especialidad (música) y no había dado una clase de italiano en su vida, eso sí, su padre era italiano (cualidad que mucha gente apreció mucho al principio), no te voy a contar cómo siguió el curso, aunque si le echas un poco de imaginación..
¿Cómo alguien pasa de música a italiano? Qué poco respeto hacia los estudiantes...
EliminarYo ando con lo mismo, aprendiendo bosnio, pero leyendo tu texto creo que mi clase es mucho mejor. En tu profesora veo dejadez, en la mía veo inexperiencia y falta de formación:(http://mundosperifericos.wordpress.com/category/clase-de-bosnio/)
ResponderEliminarUn saludo
A juzgar por tu blog, estás en mejores manos que yo, pero sorprendentemente he empezado a hablar portugués a pesar de no hacer otra cosa que drills en clase...!!
EliminarEso demuestra que se aprende, a pesar de todo (lo que sirve para plantearse qué pocerntaje el aprendizaje se le debe al profesor, o al manual, al ambiente, a la motivación, a la necesidad...)
EliminarHola! Yo también soy profesora (aunque no con mucha experiencia) y cuando me pongo en el papel de una estudiante de lengua me pasa igual que a ti. ¿En qué ciudad estás aprendiendo el portugués? ¿En Estambul? Yo de momento vivo en Estambul y estoy aprendiendo el turco. A veces me pregunto ¿cómo enseñan a los futuros profesores aquí? Es que (según mi experiencia) no planifican mucho las clases (aunque hay excepciones) y les encanta mandar los smses durante la clase que ellos dan!
ResponderEliminarEstoy en Alicante :-) Me sorprende que, con la cantidad de medios y de oferta de formación en glotodidáctica, sigan existiendo docentes tan gramaticales y tan poco comunicativos. ¡En todos sitios cuecen habas!
EliminarPero qué escondido lo tenías. ¡¡¡No sabía que habías abierto un blog!!!
ResponderEliminarToda tu reflexión me parece impresionante, pero me quedo con una cosa: da igual las virguerías que haga un profesor en su clase, da igual la metodología que use, da igual que planifique o no... al final, los alumnos se quedan con el "qué majo es el profesor". Sé que exagero un poco, pero tiene mucho de cierto (y de triste, al mismo tiempo).
Sí, y lo peor es que muchos profesores tiran de simpatía para ganarse a los alumnos en lugar de preparar bien las clases. Es algo que veo todos los días... :-(
EliminarMuy interesante. Pero yo también conozco el caso contrario: muchos profesores que preparan muchísimo las clases, elaboran material adaptado, etc. Pero delante de los alumnos no tienen mucha "magia" como dice Guillermo en su blog y por tanto los alumnos no salen muy satisfechos de las clases, que están perfectamente diseñadas...
ResponderEliminarOtra cosa, ¡me encanta el nombre del blog! Ánimo
¡Hola, Mar! Soy tu alumna Lucía García Marín. Enhorabuena por el blog (acabo de descubrilo a raíz del Facebook de ASELE), y gracias por compartir tu experiencia con este decálogo :-) Como futura profesora de idiomas, me ha parecido muy práctico a la par que necesario. Este curso voy a empezar a estudiar valenciano, así que seguiré tu ejemplo de tener los ojos bien abiertos. ¡Nos vemos pronto!
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